¿Que tal si eso de las bandas sonoras en la vida son verdad? ¿Qué tal si un momento tiene por naturaleza necesaria una melodía que lo ambiente? Que quizá no sea la que hemos creído toda la vida, quizá un beso no combine con una balada, o un perfecto asesinato no lo haga con una sinfonía del XVII.
De que la vida necesite de la música para entenderse, estoy completamente seguro, pero de que las relaciones entre experiencias y canciones ya estén definidas, no, de eso no lo estoy. La vida para mi es como una danza que se baila como plazca, sin ritmo podría decirse, sin reglas y sin normas, sin ser un intento anarquista claro está; a lo que me refiero es a que la vida no tiene un manual de instrucciones que defina y especifique que hacer y en que momento.
Para algunos tal vez un beso sea tranquilo y una balada este perfecta, para otros quizá sea salvaje y necesite un par de tambores, para algunos quizá la muerte no sintonice con una canción triste sino con una que eleve la gloria y la grandeza. La música y la vida no tienen un sentido estipulado o por lo menos así lo creo yo, ambas ruedan según la fuerza de las manos que las impulsen, pero muy pocas veces llegan al objetivo que trazó la mente.
Lo que hago no es endiosar ni a la música ni a la vida, así ciertas lógicas lo argumenten, sin embargo creo con convicción que muchas de las maneras en que nuestros días ruedan dependen de naturalezas trascendentes como las de estas dos y no de decisiones y pasos que nos hayan grabado en la mente.
La música ambienta, la música complementa, la música hace parte, y es parte, pero… lograremos algún día describirle un sentido y una lógica entendible, por el momento no lo creo, pero… ¿Qué tal si?