sábado, 11 de septiembre de 2010

Yo escogí sentir

Muchas personas en el mundo son figura de admiración, por motivos que ni ellos conocen, pero a su vez hay muchas almas que rondan por el mundo sin ningún reconocimiento que pueden ser increíblemente valiosas. A continuación una historia que pese a ser ficticia representa realidades palpables y tangibles en los días de cualquiera de nosotros, a continuación una muestra del amor a la vida, y el respeto al sentido

Entre fracturas y laceraciones el accidente dejó mucho mas de eso, las consecuencias espirituales y emocionales que una falla mecánica pueden ocasionar son impresionantes, y después de haberlas sufrido lo sé con seguridad. Mas allá de los yesos y las vendas hubo una consecuencia que trascendió mucho mas, algunos se atreven a darle nombre encerrándola en caracterizaciones de debilidad, incapacidad o desventaja( no sólo en mi caso; aclaro que hablo del ámbito general) yo he preferido dejarla en mi mundo como uno de esos recién nacidos a los que nadie nombra quizá por ignorancia, o quizá porque lo que tienen para dar es tan grande que las letras no lo logran capturar. Pero bueno, no mas confusiones, lo que dejó el accidente en mi cuerpo fue en palabras sencillas una incapacidad auditiva que me imposibilita escuchar casi el 90% de las cosas que habitan en la tierra, Anacusia en términos médicos, Sordera en términos corrientes.

Así es, quien les escribe hoy, es un hombre sordo, tan común como el que pide una firma y una limosna, o como el que sale a un centro comercial con unos amigos de su misma condición y todo el mundo mira con ojos bizarros. Soy como ellos en condiciones físicas, pero créanme que en condiciones mentales somos como el agua o el aceite. Ellos se creen débiles e imposibilitados en comparación a la gente, yo me veo fuerte y aveces superior a lo normal, ellos creen que la capacidad de su cuerpo se redujo, yo creo que la capacidad de mi mente renació. Antes de perder la escucha, no habían muchos sonidos que me interesaran y sinceramente eso no me preocupaba, ahora aprecio casi todo ese tipo de cosas, perdí el oído, lo sé, pero puedo jurar que la vida no me privó del placer de escuchar.

Aprendí que lo que dice la vida no solo se escucha con los oídos, aprendí que los ojos pueden escuchar un susurro, la boca una palabra, la piel un latido o la nariz un grito de libertad, pero también aprendí que a la vida no la limitan los sentidos, que la vida misma puede ser un sentido…Quizá. No soy tan afortunado como quien alcanza las cualidades de la sinestesia, mi caso es mas alma que realidad, para algunos puede ser falso, pero lo importante es que para mi es verdad por mas infantil que muchos lo perciban, pues si de ser niño se trata, lo diría con orgullo, algo sobre eso les quisiera compartir, sin centrarme en ese tema, es algo que leí hace poco:

“Los lugares no son para los niños,

son para nosotros, nosotros dependemos de

lo que vean los ojos, y palpen las manos;

Ellos…de lo que sientan sus mentes”

¡Sientan! Con intensidad es mi consejo, escuchen por que los sonidos, los suspiros, las palabras, la música son paginas que en nuestros días quedarán. Si eligen escuchar, ver, oler, tocar o probar está bien, valórenlo y háganlo especial, pero yo, Yo escogí sentir.

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