miércoles, 20 de octubre de 2010

Las flores que dejó no me han querido hablar


-Limítate a escuchar en ese radio tuyo- le decía su amigo a quien le debía su nueva razón de ser

-No, yo quiero ver al unicornio, lo quiero ver hablar, volar, mirarme- su amigo lo interrumpió diciendo

-lee algo y lo entenderás, tal vez lo veas-le dijo, lo que Juan no alcanzo a entender fue el sentido metafórico que tenia cada palabra de la frase “tal vez lo veas”. Este podría ser un día importante en su vida, quizá el más importante...

Una cresta engominada y un pantalón muy entubado lo caracterizaron por mucho, sus ídolos, personajes que a menudo veía en mtv o escuchaba en la radio. Pero un día, algo lo hizo sentir diferente cuando del reproductor de un amigo, al que por su pasión por la mitología le decía el griego, escuchó las palabras unicornio y azul. Había escuchado esto por aparte pero nunca junto, sabía que su hermana adoraba el unicornio rosa que conmemoraba que su novio se la había aguantado un mes más y sabia algo del azul, lo básico, que estaba en la mitad de la bandera del país en que vivía y que de ese color era su camisa favorita, pero lo que no veía era como todo eso podía ir junto, como un unicornio podía llevar puesta su camisa favorita y cruzar el atlántico y el pacifico en un santiamén.

Esas palabras lo incitaron a seguir escuchando y esas mismas palabras lo obligaron a preguntarse más, a escuchar un minuto más y otro más y … una hora más la misma canción que seguía sin resolver sus preguntas, no paraba de escucharlas esperando que le resolviera como podía existir tal unicornio; sin darse cuenta este unicornio estaba rodeado de gasolina y gatas en su reproductor de música, pero con el tiempo, esas gasta se fueron quedando dormidas viendo volar al unicornio y la gasolina quería ser agua y así ayudar a volar a este unicornio (nunca lo logró).

Fue tanta la obsesión por este animal que ya no había tiempo para un protocolo a la hora de peinarse, ahora el unicornio ocupaba la mayor parte de su tiempo y se había en cargado de dejar la gomina con la tapa abierta, secándose en un rincón, muriendo y junto con ella una parte de Juan que nunca volvería a ver.

Sentía que el unicornio trataba de decirle algo, pero no sabía que era, intento hacer de todo esperando a que le diera su aprobación de lo que hacía, lo que no sabía era que este unicornio solo podía hacerlo hablar una persona, una persona que él no conocía y según su amigo el griego nunca conocerían se llamaba Silvio y era de apellido Rodríguez; desde ese momento su objetivo fue escuchar o ver la fantasía que ese señor hacia hablar. Reconocía su nombre porque a menudo lo veía pasar rápido por la pantalla de su reproductor, veía que iba corriendo detrás del unicornio pero nunca imaginó que era él quien lo hacía hablar.

-Limítate a escuchar en ese radio tuyo- le decía su amigo a quien le debía su nueva razón de ser

-No, yo quiero ver al unicornio, lo quiero ver hablar, volar, mirarme- su amigo lo interrumpió diciendo

-lee algo y lo entenderás, tal vez lo veas-le dijo, lo que Juan no alcanzo a entender fue el sentido metafórico que tenia cada palabra de la frase “tal vez lo veas” este podría ser un día importante en su vida, quizá el más importante.

Ese día decidió ir a una biblioteca a investigar, (el hecho de decir biblioteca iba en contra de sus principios y personalidad) sentía que el unicornio se lo pedía. cuando cruzó las puertas de vidrio, que para el separaban el bien hecho del mal hecho (según él prefería la segunda) mirando al suelo un poco confundido se dio cuenta que el aire era más frio e inmediatamente el silencio aturdió sus oídos , comprendió que el silencio era un sonido, un sonido que no conocía y que en su mundo no solían escuchar, pero él estaba dispuesto a escuchar si esto lo llevaba a lograr su objetivo; cuando la confusión pasó y el silencio dejo de aturdir sus oídos para dejarlo pensar, levanto su cabeza y vio mucha gente sentada leyendo paginas quien sabe de donde y cuando, quien sabe si realmente estaban allí.

Empezó a caminar y a escuchar el sonido de sus pasos, escuchó como la goma de sus tenis rechinaban contra la baldosa, escuchaba su respiración, el latir de su corazón acelerado por la ocasión, el rozar de su ropa contra su cuerpo y otros murmullos (mas adelante, este momento, el de su primera visita a la biblioteca le hizo calificar a su cuerpo como la sinfonía perfecta)

Se acercó a una mujer que estaba sentada en una mesa de madera, sobre la mesa un computador; eso le hizo pensar –recepcionista, recepción seguro que si- un tiempo después se dio cuenta que se llamaba Claudia y no era la recepcionista si no la bibliotecaria.

-libros de unicornios por favor- le dijo, ella le sonrió y le respondió

-puedes buscar mitología, creo- murmuro

-y donde encuentro eso- pregunto de nuevo, esta vez con la misma emoción con la cual un niño pide un helado de fresa

-al fondo- dijo mientras escribía una seria de letras y números que configuraba un código- con este código te puedes ayudar, pero grande grande dice “mitología griega”

-gracias – sonrió y se sintió triunfador creyendo que ya estaba más cerca de su objetivo.

Camino casi corriendo, la emoción no le permitía ir más lento; busco rápidamente y al cabo de unos minutos encontró un letrero grande grande que decía “mitología griega”.

-Bah, no necesite el tal código-aseguró y cogió rápidamente el primer libro que encontró, uno azul el cual decidió obviar su titulo, se tiro al piso y antes de abrir el libro escuchó que alguien tosía, levantó su cabeza para ver quién era y era Claudia que le señalaba una mesa, cual niño regañado cogió su libro, mala caroso se paró y camino lentamente hacia la mesa, lo reposo en ella y en ese momento empezó el cambio, algo a lo que podríamos llamar metamorfosis, empezó un camino de respuestas que la literatura había creado para él y que esperaba por él hace mucho tiempo.

Empezó a leer y no cabía duda de que nunca había leído hojas tan viejas con tanta emoción; el libro hablaba de animales, peces enormes, serpientes que hablan, perros de dos cabezas y un unicornio, pero este unicornio no era azul y no era el que buscaba, pero, generó entonces un parentesco inmediato entre ambos. La vida se había encargado de mostrarle otro mundo un mundo en el que él no era el protagonista pero si era quien se encargaba de darle vida a quien lo fuera, era un mundo que el controlaba y en el cual según él era realmente importante; empezó por darle vida a dioses y a enamorarse de sus esposas e hijas, luego por primera vez en su vida lloro cuando sintió que su vida estaba escrita en un libro, que estaba viviendo una segunda vez, alucino con viajes a sobre las estrellas y debajo de ellas.

Durante días estuvo visitando la biblioteca y devorando libros, su objetivo se convirtió en excusa para seguir visitando este mundo, que hace mucho había dejado de ser ajeno, al igual que quienes lo habían creado, sus ídolos dejaron de ser jóvenes con más suerte que él y con un programa de televisión, para convertirse en viejos muertos que le hablaban, con los que podía tener un contacto, los que se confesaban ante él y en los que había depositado toda su confianza, después de todo es más seguro confiar en un muerto, hay menos probabilidades de que te defraude.

Su vestimenta cambio drásticamente, después de leer un poco de filosofía su imagen ante la sociedad paso a un segundo plano, dejó de creer que los colores eran estáticos y una vez escuchó con sus ojos que el amor y el sexo se había divorciado hace mucho, este enamorado decidió ahogar esa pena en litros de Coca-Cola y ciento de cigarrillos Marlboro que indirectamente decían “estuve leyendo horas en la biblioteca”. Sus fiestas las componían miles de letras y acordes de una guitarra vieja y un bandoneón con miles de historias acuestas, dejó de creer en el tiempo y encerró si vida en el presente sabiendo que nuca podría sentir el futuro.

Un día su amigo el griego lo encontró discutiendo con su profesor de literatura sobre cuanto influía su alter ego en clase y jurando que para él era imposible no dejarlo salir

-Juan, Juan, no te imaginas quien viene- dijo con la voz entre cortada

-no, ¿Quién?- respondió cortante

-es Silvio, Silvio rodríguez y no creo que haya dejado a su unicornio en casa- guiñó un ojo.

En ese momento Juan recordó cuanto había cambiado su vida gracias a ese unicornio, el cual nunca había entendido y al que le debía su nuevo estilo de vida, y aunque ya no era una prioridad para él sentía que debía ir al concierto por lo menos a agradecer lo que había hecho por él.

El día del concierto, el griego moría de emoción y Juan la disimulaba lo mas que podía, no quería ser alguien del común, pero cuando el unicornio azul apareció en escena Juan no lo podía creer por fin lo había visto, lo vio volar y lo vio mirarlo, lo sintió junto a él y todas sus preguntas se aclararon, pero inmediatamente le surgió una más grande ¿realmente debo agradecerle algo?

viernes, 15 de octubre de 2010

Para cerrar... 2/4

Hoy en el Blog Action Day se cierra otra etapa del primer ciclo de Nueve Violetas, etapa en la que no hubo personajes sino mas bien sensaciones en un estado mas natural, sin muchas intervenciones humanas que alteraran quizá la manera en como las historias se desenvolvían, sin embargo desde hoy las personas y sus ideas volverán a tocar este espacio hoy se cierra la segunda etapa para abrir paso a la tercera y otra vez retomar los toques personales como se venían ejerciendo.

Dejaste de entrar para ser lágrima

Creo que no llegue a tiempo a tu vida para ser el primero que supiera de ti, pero se que tampoco seré quien tenga la fortuna de verte tomar tu ultimo respiro en este mundo; A parte de ello se muchas otras cosas que me convencen de que la palabra único y mi nombre no estarán muy relacionados en los recuerdos que algún día tengas de mí, sin embargo, de mi parte creo que las cuatro letras que componen tu nombre serán sinónimos en mi futuro de felicidad y plenitud.

Quizá lo que sienta sea pasajero, quizá pensar que eres exactamente igual a lo que soñé perfecto sea una de esas nubes que pasan por la mente sin saber a donde van, ni de donde vienen pero que dejan a su paso caminos de sentimientos que se convierten en palabras y sensaciones.

Caracterizarte no sería del todo justo, pero quisiera tomarme el atrevimiento de decir unas cuantas cosas de cómo te he percibido el tiempo que llevo contigo. Había creído hasta un tiempo que las mejores cosas del mundo entran por los ojos, ahora no, contigo aprendí a creer que las verdaderas buenas cosas no entran por los ojos sino que salen, salen en forma de lagrimas que dan cuenta a la vida de lo fuerte que puede ser un alma en el cuerpo de otro; Antes de tocarte parecías ser otra, parecías mas complicada de lo que en realidad eres, pareciera que tu piel fuera de otro color al uno termina por conocer y que tu cuerpo careciera de la fuerza que quien está contigo termina por sentir.

No quiero que en estas letras veas una carta de despedida o algo así, es mas bien un grupo de esas cosas que mis manos no alcanzan a decirte cuando te veo ni mis ojos logran transmitirte, traducidas en palabras comunes que sé muy bien carecen de sentimiento. Gratitud y Amor son ese par de sentimientos que quisiera entendieras, Amo tus deseos y le doy gracias a tu cuerpo, amo la energía que me das y agradezco con mi alma tu tranquilidad, a tu silencio le digo gracias y a tu grandeza le prometo amor…

Por hoy te digo adiós y espero mañana volver a verte, aunque algo a lo que nunca quisiera darle nombre me dice que cuando la noche avance mi garganta pedirá volver a ti y mis pies no dudaran un segundo caminar al lugar donde mas cerca te encuentres.

15 de Octubre de 2010 día Blogger del agua

Blog Action Day llamado a que todos los Blogger escriban sobre un tema en común. El Agua

lunes, 27 de septiembre de 2010

Algo para ignorar

¿Que tal si eso de las bandas sonoras en la vida son verdad? ¿Qué tal si un momento tiene por naturaleza necesaria una melodía que lo ambiente? Que quizá no sea la que hemos creído toda la vida, quizá un beso no combine con una balada, o un perfecto asesinato no lo haga con una sinfonía del XVII.

De que la vida necesite de la música para entenderse, estoy completamente seguro, pero de que las relaciones entre experiencias y canciones ya estén definidas, no, de eso no lo estoy. La vida para mi es como una danza que se baila como plazca, sin ritmo podría decirse, sin reglas y sin normas, sin ser un intento anarquista claro está; a lo que me refiero es a que la vida no tiene un manual de instrucciones que defina y especifique que hacer y en que momento.

Para algunos tal vez un beso sea tranquilo y una balada este perfecta, para otros quizá sea salvaje y necesite un par de tambores, para algunos quizá la muerte no sintonice con una canción triste sino con una que eleve la gloria y la grandeza. La música y la vida no tienen un sentido estipulado o por lo menos así lo creo yo, ambas ruedan según la fuerza de las manos que las impulsen, pero muy pocas veces llegan al objetivo que trazó la mente.

Lo que hago no es endiosar ni a la música ni a la vida, así ciertas lógicas lo argumenten, sin embargo creo con convicción que muchas de las maneras en que nuestros días ruedan dependen de naturalezas trascendentes como las de estas dos y no de decisiones y pasos que nos hayan grabado en la mente.

La música ambienta, la música complementa, la música hace parte, y es parte, pero… lograremos algún día describirle un sentido y una lógica entendible, por el momento no lo creo, pero… ¿Qué tal si?

sábado, 11 de septiembre de 2010

Yo escogí sentir

Muchas personas en el mundo son figura de admiración, por motivos que ni ellos conocen, pero a su vez hay muchas almas que rondan por el mundo sin ningún reconocimiento que pueden ser increíblemente valiosas. A continuación una historia que pese a ser ficticia representa realidades palpables y tangibles en los días de cualquiera de nosotros, a continuación una muestra del amor a la vida, y el respeto al sentido

Entre fracturas y laceraciones el accidente dejó mucho mas de eso, las consecuencias espirituales y emocionales que una falla mecánica pueden ocasionar son impresionantes, y después de haberlas sufrido lo sé con seguridad. Mas allá de los yesos y las vendas hubo una consecuencia que trascendió mucho mas, algunos se atreven a darle nombre encerrándola en caracterizaciones de debilidad, incapacidad o desventaja( no sólo en mi caso; aclaro que hablo del ámbito general) yo he preferido dejarla en mi mundo como uno de esos recién nacidos a los que nadie nombra quizá por ignorancia, o quizá porque lo que tienen para dar es tan grande que las letras no lo logran capturar. Pero bueno, no mas confusiones, lo que dejó el accidente en mi cuerpo fue en palabras sencillas una incapacidad auditiva que me imposibilita escuchar casi el 90% de las cosas que habitan en la tierra, Anacusia en términos médicos, Sordera en términos corrientes.

Así es, quien les escribe hoy, es un hombre sordo, tan común como el que pide una firma y una limosna, o como el que sale a un centro comercial con unos amigos de su misma condición y todo el mundo mira con ojos bizarros. Soy como ellos en condiciones físicas, pero créanme que en condiciones mentales somos como el agua o el aceite. Ellos se creen débiles e imposibilitados en comparación a la gente, yo me veo fuerte y aveces superior a lo normal, ellos creen que la capacidad de su cuerpo se redujo, yo creo que la capacidad de mi mente renació. Antes de perder la escucha, no habían muchos sonidos que me interesaran y sinceramente eso no me preocupaba, ahora aprecio casi todo ese tipo de cosas, perdí el oído, lo sé, pero puedo jurar que la vida no me privó del placer de escuchar.

Aprendí que lo que dice la vida no solo se escucha con los oídos, aprendí que los ojos pueden escuchar un susurro, la boca una palabra, la piel un latido o la nariz un grito de libertad, pero también aprendí que a la vida no la limitan los sentidos, que la vida misma puede ser un sentido…Quizá. No soy tan afortunado como quien alcanza las cualidades de la sinestesia, mi caso es mas alma que realidad, para algunos puede ser falso, pero lo importante es que para mi es verdad por mas infantil que muchos lo perciban, pues si de ser niño se trata, lo diría con orgullo, algo sobre eso les quisiera compartir, sin centrarme en ese tema, es algo que leí hace poco:

“Los lugares no son para los niños,

son para nosotros, nosotros dependemos de

lo que vean los ojos, y palpen las manos;

Ellos…de lo que sientan sus mentes”

¡Sientan! Con intensidad es mi consejo, escuchen por que los sonidos, los suspiros, las palabras, la música son paginas que en nuestros días quedarán. Si eligen escuchar, ver, oler, tocar o probar está bien, valórenlo y háganlo especial, pero yo, Yo escogí sentir.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Capturar la música es callar la vida



Alguna vez alguien dijo que la música no debía capturarse, encerrarla es a su vez encerrar emociones, sensaciones, vivencias, momentos, ideas y en general vidas, vidas que quieren hablar y que ven en el sonido un canal perfecto para hacerlo. "La música es solo amor buscando palabras", sin embargo la historia está llena de hombres que han intentado callar al mundo, han pretendido encerrar las vidas en cassettes que cuenten solo una parte de ellas, algunos quizá lo han logrado, algunos nunca lo harán, sin embargo hay algo que desde siempre ha mostrado resistencia a dictaduras, masacres, encierros e injusticias, algo que nació para en parte recordarnos ciertas cosas, mantener vivas las ilusiones de muchos, y que por siempre se impondrá en el mundo, algo que no se encierra ni se silencia por mas intentos que hayan, ese algo es la música... la música que cuenta historias, la música que canta vidas

viernes, 3 de septiembre de 2010

Para cerrar... 1/4

Cada historia, cada momento tiene una chispa musical que lo marca, eso fue lo que espero hayan notado en las historias que se contaron tiempo atras, que vieran la hermandad entre la musica y la vida que apesar de que es imposible saber cuando nació, es posible saber que nunca morirá.

Al final, quiero mostrarles esa chispa que influyo en las tres historias, perdón... no quiero que la vean, quiero que la escuchen.



Mi dios se levantó del lado equivocado







A veces quisiera que ella fueras tú







No late como solía hacerlo